Las finanzas de la empresa son un tema clave que, muchas veces, se complica por la falta de control. Muchos empresarios deciden simplificar su contabilidad y evitar sorpresas desagradables a final de mes optando por la tarjeta prepago.
Este tipo de tarjeta permite que el empresario establezca límites. De este modo, automáticamente, las cuentas quedan controladas ya que las restricciones impuestas se cumplen y no aparece gastos por encima de los máximos establecidos.
Cuando se opta por este tipo de solución se pueden imponer limitaciones relacionadas con:
Al optar por una tarjeta de tipo prepago se minimizan o evitan los gastos no justificados, que, a final de mes, pueden causar un descuadre importante en la planificación. Además, en muchos casos, elegir una de estas soluciones se asocia con descuentos específicos. En el caso particular de esta tarjeta, por ejemplo, se aplicarían directamente en cada repostaje y desde el primer litro.
La tarjeta prepago entrega la comodidad de una transacción electrónica sin tener que preocuparse por controlar el gasto. Estas características hacen que se trate de una solución muy recomendada para empresas con personal en itinerancia, negocios con una amplia fuerza comercial y organizaciones que deseen ofrecer algún tipo de ventaja a sus empleados, como la retribución flexible.
De hecho, sería una opción interesante para:
A día de hoy las tarjetas de tipo prepago se han modernizado y ofrecen servicios que van más allá del simple abono. Además, facilita la devolución del IVA, centraliza y digitaliza todas las facturas y tickets y hace posible controlar gastos según la política de empresa, al limitar las tarjetas por sectores de uso.
En conclusión, una tarjeta prepago es la opción más recomendable para los empresarios que quieren fijar presupuestos y límites de tiempo fácilmente. Teniendo la opción de cargar y descargar las tarjetas en tiempo real.