La inteligencia emocional en el trabajo es uno de los aspectos que más cuidan los departamentos de recursos humanos en la actualidad. Y es que las emociones son determinantes en todos los aspectos profesionales y laborales.
McKinsey & Company predice que la necesidad de habilidades emocionales superará las habilidades cognitivas para 2030. Sin embargo, en un estudio reciente de Harvard Business Review, solo el 18% de las empresas dijeron que habían arraigado la inteligencia emocional en su cultura.
¿Está el negocio en el 18% o el 82%? Si no se tiene claro, es mucho más probable que la organización esté en el 82% de las empresas que no tienen la inteligencia emocional integrada en su cultura.
En este post veremos en primer lugar qué es la inteligencia emocional y, a continuación, cómo de importante es en determinadas áreas de la empresa.
Cuando hablamos de inteligencia emocional en el trabajo nos referimos sencillamente a la capacidad que tienen de gestionar sus emociones las personas que trabajan en una empresa. Para poder gestionar adecuadamente nuestras emociones, debemos disponer de:
Las personas que disponen de unos niveles altos en estas cuestiones que acabamos de enumerar son personas con una buena inteligencia emocional.
Como comentábamos en el punto anterior, la inteligencia emocional en el trabajo, y más concretamente la empatía, son esenciales para generar un buen ambiente laboral.
Podríamos decir que el ambiente laboral es el agua en la que están sumergidos nuestros empleados:
Lo ideal es que el ambiente laboral se mantenga a «una buena temperatura», es decir, que permita que las emociones surjan y se muevan, pero sin llegar al punto de descontrolarse. Así es como realmente conseguiremos que nuestros empleados estén felices y motivados.
Cuando no alcanzamos nuestro objetivo a la primera, es habitual que nos frustremos y nos desmotivemos. A no ser que tengamos bien entrenada nuestra inteligencia emocional en el trabajo, en cuyo caso podremos echar mano de nuestras capacidades de afrontamiento, de resiliencia y de automotivación para continuar perseverando con ganas hasta haber alcanzado lo que nos habíamos propuesto.
En este sentido, es importante que el departamento de recursos humanos vigile de cerca el nivel de motivación de los empleados y los anime cuando los ánimos decaigan. Si se rinden, el objetivo nunca se alcanzará y eso puede afectar a las operaciones de un empresa.
En lo referente a inteligencia emocional en el trabajo y a retención del talento, debemos decir que las emociones son increíblemente determinantes a la hora de que un empleado decida si continúa trabajando en nuestra empresa o si nos abandona para irse a otra.
Para evitar que esto ocurra, debemos mantener en funcionamiento las emociones y la motivación de nuestros trabajadores. Algunos consejos para conseguirlo son los siguientes:
Siguiendo estos consejos, comprobarás cómo la inteligencia emocional en el trabajo proporciona a la empresa muchos más beneficios.
Para poder desarrollar la inteligencia emocional en la empresa es preciso saber dónde se encuentra el nivel y cuáles son las fortalezas y debilidades de la organización en este plano. La autoconciencia es la base de la inteligencia emocional tanto a nivel individual como organizacional. No puede crecer y desarrollar algo a menos que sea consciente de ello y conozca las causas fundamentales. Por suerte, existen varias formas de evaluar la situación de una empresa en términos de inteligencia emocional.
Utilizar encuestas en curso incluyendo en las evaluaciones preguntas basadas en este aspecto, crear grupos focales para hablar del tema o completar una evaluación de inteligencia emocional organizacional pueden ser métodos que funcionen para tomar el pulso a la empresa.
Independientemente del método que se utilice para evaluar la inteligencia emocional de la organización, entre los aspectos clave a medir se encuentran los siguientes:
Una vez que haya determinado las fortalezas y oportunidades de mejora de la organización en inteligencia emocional, puede determinarse un enfoque para desarrollar esas habilidades en la empresa.
Para inculcar la inteligencia emocional en la cultura del negocio, las personas de todos los niveles deben aprender las habilidades de la inteligencia emocional y aplicarlas en las áreas clave de desarrollo que se identifiquen durante la fase de evaluación. La forma de hacerlo puede ser:
La gestión de las emociones es la base de la capacidad de las personas para ser ágiles y estar abiertas al cambio, colaborar, brindar retroalimentación, asumir riesgos, gestionar conflictos y actuar bajo presión. Cuando las emociones no se saben gestionar, ello impacta negativamente las relaciones y el trabajo en equipo, sofoca la innovación y afecta negativamente al desempeño de una organización.
La inteligencia emocional es una ventaja competitiva y las organizaciones que inviertan en integrarla en su cultura van a conseguir destacar entre el resto.