Cultura empresarial: ejemplos a imitar

Al hablar de cultura empresarial puede resultar interesante repasar las organizaciones que encabezan la lista de reconocimientos en materia de RSC, de negocio consciente, de Fortune, Great Place to Work o Glassdoor.

El secreto de su éxito, las excelentes valoraciones que consiguen y el potencial que les permite estar en la cima y continuar mejorando son fuente de inspiración para otras compañías.

Pero, ¿de qué se compone la cultura empresarial y los ejemplos de excelencia que todos quieren imitar?

Componentes de la cultura empresarial: ejemplos de empresas que destacan

Un reciente artículo de Harvard Business Review ponía de manifiesto que la cultura puede representar el 20-30% del diferencial en el rendimiento corporativo en comparación con competidores culturalmente comunes.

Cada cultura es única y miles de factores componen la de cada organización, aunque, al hablar de cultura empresarial ejemplos a imitar, existen cinco componentes comunes. Son los siguientes:

1. Visión: la declaración de visión es un elemento de cultura simple pero fundamental. Una gran cultura comienza con una visión o declaración de misión, que expone los principios de la empresa y le da un propósito. Ese propósito, a su vez, orienta todas las decisiones que toman los empleados. Oxfam Intermón imagina «un mundo justo sin pobreza», una visión inspiradora que impulsa al equipo a seguir avanzando hacia su objetivo.
2. Valores: los valores de una empresa son el núcleo de su cultura. Si bien una visión articula el propósito de una empresa, los valores ofrecen un conjunto de pautas sobre los comportamientos y las mentalidades necesarias para lograr esa visión. McKinsey & Company, por ejemplo, tiene un conjunto de valores claramente articulados que se comunican de manera prominente a todos los empleados e involucran la forma en que la empresa promete servir a los clientes, tratar a los colegas y mantener los estándares profesionales. Lo más importante de estos valores es su autenticidad.
3. Práctica: los valores son de poca importancia a menos que se pongan en práctica en la compañía. Por ejemplo, en el caso de una startup, si la organización valora la jerarquía plana, deberá alentar a los miembros del equipo más jóvenes a disentir en las discusiones sin temor o repercusiones negativas.
4. Personas: ninguna empresa puede construir una cultura coherente sin personas que compartan sus valores fundamentales o que tengan la voluntad y la capacidad para adoptar esos valores. Es por eso que las mejores firmas del mundo también tienen algunas de las políticas de reclutamiento más estrictas y se preocupan de reclutar nuevos empleados que, no sólo son los más talentosos sino también los mejores, los más adecuados para la cultura empresarial. Ejemplos hay bastantes, como los datos que Steven Hunt señala en Monster.com que un estudio encontró que los solicitantes que tenían un ajuste cultural aceptarían un salario un 7% más bajo y la razón es que las personas se apegan a las culturas que les gustan. Encontrar a los perfiles que mejor se alinean con la cultura consigue mantenerla y reforzarla.
5. Entorno: el lugar da forma a la cultura. La arquitectura abierta es más propicia para ciertos comportamientos de oficina, como la colaboración. El entorno, ya hablemos a nivel de geografía, arquitectura o diseño estético, impacta en los valores y el comportamiento de las personas en el lugar de trabajo. Los efectos sobre la cultura empresarial, ejemplos como Pixar, que tiene un enorme espacio abierto donde los miembros de la empresa se encuentran durante el día e interactúan de manera informal y no planificada; son representativos de la influencia del espacio en los valores y actitudes de las personas que forman parte de la empresa.

Al hablar de cultura empresarial y ejemplos de buenas prácticas es inevitable profundizar y llegar a los niveles de base, los componentes. El análisis de cada uno de ellos por separado puede ayudarte a convertir tu compañía en un lugar más productivo, un imán de atracción de talento y un proyecto con el que todos los empleados se sienten comprometidos.